Liquid Glass, el nuevo lenguaje de diseño de Apple

Apple presentó un nuevo lenguaje visual que bautizó como Liquid Glass.  Este movimiento supone una de las revisiones más amplias de su interfaz desde el lanzamiento de iOS 7. 

Quiero analizar contigo este nuevo diseño desde varias perspectivas: contexto histórico, principios técnicos, implicaciones en UX/UI, retos de accesibilidad y qué supone para diseñadores y desarrolladores.

Contexto histórico: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Para entender Liquid Glass es útil repasar la evolución del lenguaje de diseño de Apple:

  • En los orígenes del iPhone, Apple adoptó un estilo altamente skeuomórfico (como el interfaz “Aqua” de macOS), con texturas, sombras pronunciadas, materiales que imitan objetos reales.
  • Con iOS 7 (2013) vino el giro hacia un diseño plano, minimalista, retirando muchas referencias realistas y texturas complejas.
  • En años recientes Apple fue añadiendo toques de transparencia, animaciones, profundidad — pero sin unificar todas sus plataformas bajo un único sistema visual.
  • Con Liquid Glass la idea es precisamente esa unificación, todos los sistemas operativos (iOS, iPadOS, macOS Tahoe, tvOS, watchOS) adoptan este nuevo lenguaje visual. 

Este cambio es, por tanto, tanto estético como estratégico. Apple quiere una experiencia coherente en todos sus dispositivos, independientemente del factor de forma.

¿Qué es Liquid Glass? Principios clave

Aquí los aspectos fundamentales del nuevo lenguaje:

  • Material “vidrio” digital: Apple describe Liquid Glass como un material digital que imita las propiedades ópticas del vidrio: la transparencia, la refracción, los reflejos.  Por ejemplo, capas que reflejan o distorsionan lo que hay detrás, se adaptan al entorno de luz (modo claro/oscuros) y siguen el movimiento del dispositivo. 
  • Dinámico y adaptativo: No es solo “algo bonito”, los elementos cambian tamaño o forma según contexto. Pestañas o menús flotan, barras de navegación pueden reducirse al hacer scroll, iconos adoptan un look más “flotante”. 
  • Unificación de plataformas: El mayor foco está en que este lenguaje visual sea compatible con iPhone, iPad, Mac, Apple TV, Apple Watch. Es una hoja de ruta para coherencia en todas las pantallas. 
  • Prioridad al contenido: Uno de los objetivos declarados por Apple es que estos nuevos materiales y diseños “se desvanezcan” en favor del contenido. Los controles flotan, quedan más “despegados” del fondo, no están tan anclados al marco físico del dispositivo.  

Lo que cambia desde el punto de vista de UX/UI

Para los diseñadores y desarrolladores, esto significa ajustes a cómo abordamos la interfaz.

  • Iconos, menús, barras: Los iconos ahora usan múltiples capas del material–vidrio, con efectos de brillo ligeros, reflejos, gradientes, y una sensación de profundidad mayor. Las barras de navegación, los docks, los sidebars pueden volverse translucidos, con esquinas redondeadas, menos intrusivos. 
  • Jerarquía y legibilidad: Dado que el material puede ser transparente, aparece el reto de mantener contraste suficiente para que el texto sea legible. Aquí aparece un dilema entre diseño “elegante” y accesibilidad. Por ejemplo, algunos usuarios han reportado que ciertos elementos eran demasiado transparentes o tenían bajo contraste. 
  • Animaciones y movimiento: La sensación “líquida” también implica animaciones más orgánicas: los menús se expanden como gotas, los cambios de estado tienen transiciones suaves que evocan fluidez. Esto implica mayor carga computacional, pero gracias a los chips Apple Silicon esta fluidez es viable.
  • Cross-device thinking: Diseñar para iPhone ya no es solo pensar en pantalla móvil, el lenguaje trata de escalar también a Mac, TV, Watch, incluso realidades aumentadas. Esto implica que los diseñadores deben pensar “más allá del dispositivo”, en términos de consistencia, adaptabilidad, tamaño, ergonomía.

Implicaciones éticas, de accesibilidad y de diseño responsable

El nuevo lenguaje Liquid Glass plantea no sólo una revolución estética, sino también un desafío técnico y ético para quienes diseñan y desarrollan interfaces dentro del ecosistema Apple. Su apuesta por la transparencia, la tridimensionalidad y el dinamismo visual obliga a replantear cómo garantizar la legibilidad, la accesibilidad y la equidad en la experiencia de usuario.

La naturaleza translúcida del material, aunque visualmente impactante, puede comprometer la claridad del contenido, con textos sobre fondos dinámicos, reflejos excesivos o animaciones intensas pueden afectar la lectura y generar fatiga visual. Por ello, es esencial que las interfaces incorporen modos de alto contraste y reducción de transparencia, especialmente para usuarios con baja visión o en entornos de mucha luz. 

La unificación del lenguaje visual en todas las plataformas de Apple aporta coherencia, pero también implica riesgos. Puede generar una homogeneización que no siempre responde a la diversidad de contextos de uso, como por ejemplo, en aplicaciones profesionales, industriales o de alta exigencia visual, y plantea además dilemas de equidad ya que los dispositivos más antiguos o con menor potencia gráfica podrían no ofrecer la misma experiencia fluida, lo que introduce una brecha perceptiva entre usuarios.

Desde el punto de vista técnico, Liquid Glass exige un enfoque más minucioso en cada etapa del diseño y desarrollo. Los equipos deberemos evaluar cuidadosamente rendimiento, compatibilidad y ergonomía, garantizando que las animaciones en tiempo real no afecten la fluidez o la autonomía del dispositivo. Apple ha lanzado ya nuevos componentes y APIs en SwiftUI para facilitar esta transición, pero el reto estará en usarlos con mesura: el material debe complementar la experiencia, no dominarla.

En este sentido, el papel del diseñador se vuelve más estratégico: prototipar, probar y ajustar la interfaz en diferentes condiciones de luz, modos (claro/oscuro) y tamaños de pantalla será imprescindible. Además, los principios de diseño inclusivo cobran protagonismo, con textos con suficiente contraste, zonas táctiles amplias, interacción fluida y sin distracciones innecesarias. El foco, más que nunca, debe mantenerse en el contenido y las tareas del usuario, evitando que los efectos visuales se conviertan en un fin en sí mismos.

Conclusión

Liquid Glass introduce un nuevo estándar estético y tecnológico, pero también reabre el debate sobre la responsabilidad del diseño digital. Su éxito dependerá de cómo la comunidad de diseñadores y desarrolladores logre equilibrar innovación, accesibilidad y propósito: crear experiencias sensoriales avanzadas que sigan siendo, ante todo, claras, cómodas y humanas.

Para un diseñador UX/UI o un desarrollador front-end, Liquid Glass no es solo un “nuevo estilo gráfico”: es un cambio de paradigma en cómo concebimos capas, materiales, animaciones y experiencia en múltiples pantallas.

Referencias: