Los ecosistemas reúnen datos médicos del sistema de salud de los servicios hospitalarios (EMR) y datos generados por los pacientes desde aplicaciones de salud digital.  La conexión de componentes de tecnología y fuentes de datos dispares te ofrecen una poderosa capacidad de aportar valor clínico y para el paciente y hace que el sistema de atención médica funcione mejor.  Además, reunir estas fuentes de datos te ofrece nuevas formas de evaluar el desempeño y los resultados, con oportunidades que probablemente en un inicio no te planteas.

Los enfoques de este tipo de ecosistema ayudan a integrar soluciones de salud digital en la infraestructura existente de dos maneras relevantes (Imágen 1).

  1. Plataforma central con funciones de gestión de datos estándar, incluida la autenticación del paciente y la privacidad de los datos, completada previamente con datos del sistema de salud (EMR) y datos administrativos como consentimientos informados, entre otros. El inicio de sesión único en todas las soluciones podría ayudar a tu ecosistema de salud digital a proporcionar una información más contextualizada, aportando una experiencia relevante para el paciente. Este será el enrutador y enlace de los datos, donde los datos son enviados de una aplicación a otra mientras se preserva el contexto de la interacción del resto de aplicaciones.
  2. Los datos generados por los pacientes que se retroalimentan al sistema de salud mejorarían la prestación de atención integrada y la navegación del sistema y podrían combinarse para evaluar la eficacia de intervenciones específicas o el seguimiento de enfermedades crónicas.
Imagen 1: Ecosistema Digital Health
Imagen 1: Ecosistema Digital Health

Este tipo de ecosistema genera valor para todos los participantes en el sector de la atención médica tradicional: brindan valor para los pacientes al mejorar el servicio y la comodidad al proporcionar ofertas digitales independientes o perfectamente integradas a lo largo del viaje del paciente. Ofrecen información para la gestión del paciente para una mejor opción de tratamientos. Y brindan valor para todos los demás participantes al aumentar la transparencia y la eficiencia para maximizar el valor general para el sistema en lugar de para los individuos.

En este escenario la clave del éxito es el compromiso del paciente. Por lo tanto, es necesario colocar al paciente en el centro de la solución. Un ecosistema solo funcionará si los pacientes confían en él, experimentan un beneficio mejorado al sistema tradicional y entienden el valor de compartir sus datos e interactuar con las información.  El paciente como punto de apoyo ayuda a alinear los incentivos, ya que el intercambio de datos se vuelve mutuamente beneficioso: un paciente que acepta compartir sus datos también recibe los beneficios relacionados. Un sistema que no gire en torno al paciente fallará, al igual que un sistema que solo captura valor para algunas de las partes involucradas en lugar de crear incentivos equitativos para todos.

Para que este ecosistema exista, se deben combinar ciertos elementos críticos de diseño. El ecosistema necesita un orquestador que combine diferentes fuentes de datos y esté en una posición central en el sistema de salud. También debe quedar claro qué valor se genera para cada una de las partes involucradas para alinear los incentivos.

Conclusión

Llevar a cabo un ecosistema requiere una infraestructura básica que permita a todas las partes intercambiar los datos, desde mi punto de vista debe ser desde el centro sanitario, que puede evaluar los datos relevantes para la gestión del paciente y la gestión de su enfermedad.  Básicamente, consiste en una puerta de enlace centrada en el paciente con funcionalidades básicas en la gestión, como la autenticación y autorización de pacientes. Además, contiene soluciones de salud digital con interfaces de programación de aplicaciones (API) estandarizadas y documentadas externamente que permiten a los implicados del ecosistema integrarse con poco esfuerzo.

Compartir es construir