Hemos comentado ya muchas veces sobre la importancia “de lo digital” y de la “digitalización” para la supervivencia de los negocios actuales. Incluso el gobierno español tiene planes relacionados con ello.

Lo digital era importante antes de la pandemia, es importante ahora durante la pandemia, y será importante después de la pandemia. Lo digital puede ser la solución para servicios en los que lo físico ya no tiene sentido.

Sin embargo, lo digital añade una “velocidad barata” a los procesos y servicios, que puede hacer de cualquier actividad digital una actividad “peligrosa”, para la persona y para el medio ambiente.

Hoy volvemos a unirnos a Gerry McGovern y a compartir sus reflexiones sobre la red de “residuos digitales” mundial.

Antes de seguir te recomiendo leer los siguientes artículos:

Lo digital viaja más rápido

Una de las grandes razones por las que lo digital es mejor que lo físico es su velocidad. Sólo tienes que pensar en la diferencia de tiempo - y en el precio - entre enviar una carta o enviar un email. No es secreto para nadie que “un email viaja más rápido que una carta física”.

Además, la carta física tiene problemas de tamaño y peso, debes usar papel, sobres, etc…, mientras que puedes enviar un e-mail a los Estados Unidos y esperar que llegue a América en cuestión de segundos, y a un coste prácticamente gratuito, o bajo.

Es a partir de aquí, precisamente, donde empiezan los problemas. Que el coste de enviar un email “parezca tan pequeño, nos hace pensar que no tiene ningún coste”.

Muchos emails para 21 mil millones de árboles

Sin embargo, McGovern nos deja unos datos a tener en cuenta. ¿Sabías que para lidiar con la contaminación “generada por correo electrónico no deseado, necesitaríamos plantar 1.6 mil millones de árboles” y para lidiar con la contaminación generada por email legítimo, necesitaríamos plantar 21 mil millones de árboles?”. ¿Una barbaridad, no te parece?

La cuestión es que la entrega digital, que en los últimos años tiende a significar “velocidad y baratura”, también significa “intoxicación”. Los emails, los mensajes de texto - en otros tiempos pensabas bien antes de enviar un SMS - son enviados de forma rápida, “porque tienes el poder de hacerlo”.

Innovar o morir para morir

Además, en el mercado competitivo quien no está haciendo “este cambio de forma rápida” se queda atrás. “Innovar o morir” es el lema, y lo digital permite que todos puedan alcanzar grandes velocidades, por ejemplo usando herramientas como el Email, WhatsApp, Instagram Messenger o simplemente el Cloud Computing.

La consecuencia de esto es que alguien o algo tiene que pagar por tanta velocidad, ya sean los trabajadores con salarios y horas de trabajo “de esclavos” , o el medio ambiente con un consumo energético alto, cada vez más.

Es cierto que a “los humanos nos gusta la velocidad”. A mi por ejemplo, me encanta la Fórmula 1. Pero la “velocidad tiene sus límites”. Si “duplicas la velocidad, triplicas o aumentas el riesgo”. Además, sabemos que en determinados contextos existe una relación entre la velocidad y la contaminación, por tanto “velocidades moderadas y constantes funcionan mejor para el medio ambiente”.

Tiempo de espera muy corto

Lo digital, siendo “un acelerante fluido” ha eliminado la emoción de tener que esperar semanas por la entrega de un producto. Ahora puedes comprar usando un  e-commerce y recibir el producto el mismo día.

Poder comprar, entregar y recibir en el mismo día es un “pequeño paso para el hombre/mujer”, pero será también un “gran paso para la humanidad”? El aumento de velocidad también tiene sus riesgos y costos.

Creo que lo digital puede, es y seguirá siendo la solución para los diferentes servicios públicos y privados en los que los usuarios necesitan tener acceso, pero entregas más rápidas también significan “más stock, más gastos y más residuos".

Así mismo, pueden significar menos “eficiencia para para los vehículos”, o “más accidentes por querer entregar a tiempo”.

Lo Digital no nos puede hacer volver al siglo XIX

Para que lo “digital pueda ser la solución”, no puede hacernos volver al siglo XIX, debe saber prevenir que la “clase media encoja”, que los trabajadores se mueran trabajando, exhaustos con sueldos que no permiten llegar a final de mes y saber mantener “la protección y derechos” de los mismos.

Conclusión

Para concluir, “lo digital no tiene porqué ser un destructor de vidas y un destructor del planeta.” Creo que la reflexión responsable es urgente, y debe pasar por querer utilizar “de forma adecuada lo digital, para que este pueda facilitar la conservación” de estos valores.

McGovern propone “camiones de reparto llenos, con una velocidad constante y agradable, y trabajadores que se sientan bien física y mentalmente”. Solamente así ayudaremos para que todo el ecosistema esté en condiciones adecuadas para las futuras generaciones.

¿Cómo crees que puedes utilizar lo digital de forma responsable en tu organización? ¡Coméntalo abajo!

Foto: Andrea Piacquadio de Pexels

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